Quizás funcione. Quizás no se quede ahí, estancado, pudriéndose hasta su muerte, hasta su desaparición.
Quizás sea verdad
que vuelva, que haya venido de la superficie para adentrarme en la profundidad
de los pensamientos.
Quizás deje de
mirarme al espejo, y pensar que podía haber sido más guapa, y vuelva al
interior, a la poesía, sin versos, sin rima, al alma, a la reflexión.
Quizás no sea todo
falso, o quizás sí lo sea, pero quedan los pensamientos, los sueños, las ideas,
los principios.
Basta de bastarse
con observar cómo proliferan las peluquerías, cómo las manicuras están al orden
del día, como se invierte el tiempo dando vueltas en cubos sin ventanas al
exterior. Y todo para llenar ese irremediable vacío que se siente cuando se
trabaja en lo que no se quiere, cuando se quiere lo que no se tiene. Cuando se
tiene y se abandona, porque no se siente, no se quiere, sólo se tiene.
Quiero dejar de
quejarme por todo, quiero sentir sosiego, paz. Quiero transformar mis
pensamientos en palabras que no emitan sonido más que las del teclado cuando
las transcribo.
No quiero aturullarte con mi voz, soltando
notas monótonas, escupiendo verdades que arrastran rabia.
Escribir, volver, eso será lo que
pretenda.
Compartirlo, eso será un nuevo reto que
nunca pensé.
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